Alojarse en la glamorosa habitación de un hotel, frecuentar el servicio de habitación y relajarse con todas las comodidades que ofrece pueden hacer que los huéspedes estén tranquilo, pero garantizar que esta experiencia sea tan reparadora como sea posible para cada huésped es un trabajo bastante arduo. Tras toda esa lujosa serenidad hay un torbellino de planificación, gestión, elaboración de presupuestos y extinción de incendios.
Las funciones del día a día de un hotelero son impredecibles. Como cualquier hotelero le dirá, no hay dos días iguales. Con diferentes personas, diferentes trabajadores por turnos y diferentes factores de influencia, cada día trae un nuevo reto. Cada día consistirá generalmente en reuniones operativas, asegurar los estándares de calidad, visitas con el personal, maximizar el espacio de las habitaciones y atender a las cuestiones urgentes que no dejarán de surgir. Sin embargo, la asignación de estas tareas se determina de acuerdo a la urgencia de cada una de ellas y donde el hotel en cuestión necesita prestar más atención.
Mantener el orden es clave para gestionar una propiedad exitosa. Organizar adecuadamente el calendario de un hotelero ayudará a asegurar que la administración de todo el hotel será exitosa. Si bien que cada día será diferente, es importante dar prioridad a las tareas basándose en el orden de importancia de cada una, así como en su tamaño. Los hoteleros tienen una agenda establecida de sus días con una lista de prioridades de las tareas que deben abordarse en primer lugar. Con una avalancha de problemas cayendo a sus pies a diario, es importante asegurarse de que todo se hace en el momento adecuado para mantener las tareas organizadas. El influyente Hotelero Jason Pomeranc del grupo Thompson Hotels, comienza cada día con una reunión con todos sus directores generales. A ello, siguen otras reuniones para elaborar la logística tales como ofertas del restaurante, servicios y promociones.
Mientras que la agenda puede ser caótica, ocupar esta posición requiere grandes habilidades de organización y gestión. El hotelero no sólo necesita mantener su agenda personal muy bien organizada, sino que las tareas diarias de los administradores por debajo de él también deben ser resueltas. Esto evita que los cables se crucen, que las habitaciones se administren de forma equivocada, y muestra a los huéspedes la mejor cara posible de la propiedad. Un hotelero desorganizado hace que el hotel no sea organizado, lo cual que no es para nada propicio para la satisfacción del cliente. Hacer un plan claro entre los frenéticos fuegos no es simple, pero es sólo otro día en la vida de un hotelero.
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